LA LUCHA NO DESAPARECE: MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 puso en marcha una de las reestructuraciones socioeconómicas más significativas y trágicas de la historia del país, cuyas repercusiones se mantuvieron, en muchos casos, hasta el presente. La dictadura cívico-militar derivó en el cambio de una sociedad industrial a otra basada en la valorización financiera del capital.

Esta situación trajo como consecuencia un cuadro social caracterizado por una profunda desigualdad: en un extremo, de la estructura social, se encontraron los trabajadores, y en el otro se ubicó un reducido número de grupos económicos, grandes empresas extranjeras y acreedores de la deuda externa. Su participación, cada vez más marcada en el ingreso y la riqueza, les otorgó  la capacidad de subordinar al estado y, con ello la capacidad de influir de manera decisiva sobre el sentido del proceso económico, político y social.

Se buscó transformar desde la base la estructura económica y social que se había generado tras décadas de desarrollo industrial. Dos de los objetivos centrales del golpe cívico-militar fueron uno: el de rediseñar el papel del Estado; y otro: se apuntó a alterar la relación de fuerzas sociales proveniente de la presencia sindical industrial organizada y movilizada

El proyecto refundacional de la dictadura cívico-militar que vino a concretar esta transformación de la economía y la sociedad argentina fue impuesto mediante la brutal represión de los sectores populares. Hecho que queda tristemente demostrado con  los 30 000 desaparecidos, la apertura de centros clandestinos de detención, la complicidad empresarial en la represión y persecución en los lugares de trabajo, la intervención de los sindicatos, la eliminación de conquistas laborales y la complicidad de funcionarios de muchas de las empresas de mayor envergadura. (Como el propio ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz).

Por ello, es que creemos necesario que el pueblo argentino tenga presente lo sucedido en esta brutal dictadura cívico-militar, por los compañeros que dieron su vida por un país libre, solidario, justo y soberano, por eso marchamos cada 24 de marzo, por esto es que enarbolamos las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.