Agustín Tosco, un dirigente gremial hijo del pueblo.

Hace 40 años pasaba a la inmortalidad el dirigente gremial más representativo de la lucha obrera argentina y uno de los mayores referentes del Cordobazo del 29 de mayo de 1969, quién hizo realidad la unidad obrero-estudiantil, rescatando el pluralismo político como una necesidad histórica nacional.

Ferviente defensor de los derechos de los trabajadores y el pueblo, con sencillas palabras de un trabajador expresa conceptos más profundos que cientos de intelectuales que nos hablan desde su torre de marfil. Tosco era un  anti-burócrata. Un enemigo acérrimo de la burocracia sindical. Porque justamente allí, para él, estaba el cáncer del movimiento obrero: la falta de democracia de base, el acomodo, en fin, la corrupción. En plena lucha sindical lo dejaría bien en claro:

“La burocracia sindical es el ejercicio de los cargos sindicales con el criterio de reducir todo el sindicalismo a la tarea de administrar desde posiciones del poder los beneficios sociales, de discutir especialmente los convenios colectivos de trabajo, del quedarse gobernando al movimiento obrero desde posiciones administrativas. Es decir, no asumir la lucha del movimiento obrero como factor de liberación nacional y social. Hay que distinguir entre aquellos que se quedan para repartir lo que hay en los sindicatos y los que luchan desde dentro del sindicato por las reivindicaciones inmediatas y a su vez levantan la lucha permanente por esas reivindicaciones nacionales, por esas otras reivindicaciones latinoamericanas que hacen al cambio fundamental en la lucha con los  compañeros. Eso es ser representante sindical y no simplemente burócrata”

Frases como esta son las que hacían de Tosco no solo un militante, sino alguien que nunca se sintió vencido, siempre con esperanzas y pensando en el bienestar del pueblo, llevando adelante las banderas del compañerismo, la amistad y la solidaridad, y por sobre todo la verdad y su honestidad por lo cual hoy se lo reconoce, puntos que dejó muy en claro en la carta escrita el 7 de Junio de 1971 desde la cárcel de Devoto, en una de las tantas detenciones que sufrió como militante y defensor de los derechos del pueblo:

“Somos trabajadores, somos argentinos de sangre o espíritu que queremos construir una nueva sociedad, una sociedad más justa.

Una sociedad donde no haya viejitos que después de trabajar toda una vida, tengan que mendigar en largas colas una pobre remuneración o morirse de hambre. Donde no haya niños con toda una vida por delante que tengan que padecer por desnutrición o también morirse de hambre.

Lo positivo y posible para el pueblo surgirá solamente de la continuidad de la lucha. La clase trabajadora, el estudiantado, las fuerzas y los militantes políticos populares, los sacerdotes del Tercer Mundo, los profesionales, los sectores económicos agredidos por las desnacionalizaciones y el vaciamiento del mercado interno, y las demás organizaciones del pueblo que luchan en todos los terrenos, pueden derrotar con su unidad de acción, con su identidad fundamental de solidaria, al imperialismo y sus aliados nativos que tienen como único propósito mantener y consolidar la estructura capitalista de la dependencia y la explotación”

Frases que hoy cobran una vigencia importante frente a los tiempos que se vienen en Argentina, momento en el cual sabemos que es importante no retroceder en los logros alcanzados para el pueblo.

“Para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su compañero y su hermano”

 

Queremos recordar al Gringo Tosco que en su militancia en el gremio Luz y Fuerza demostró que en la unión de los sectores populares está la fuerza para la transformación: trabajadores, profesionales y estudiantes «para construir una sociedad más justa»

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